Thursday, October 13, 2016

El Abuelo

Un abuelo camina por el andén gastado de la avenida ancha de la gran ciudad. La de centenas de motocicletas y carros que transitan como un río frenético. Arrastra sus zapatos negros como si cargara a un ser invisible muy pesado sobre su espalda. Sus ojos caídos, su boca entreabierta. Lleva un pantalon kaki en buen estado con una mancha seca de orín ganándose la lastima o el desprecio de los que caminan alrededor de él. El viejo fue joven y su juventud era un faro resplandciente. Un gran trabajador, sobresaliente en su quehacer. Se ganó el respeto de sus patrones que supieron agradecer su laboriosidad con cargos importantes y salarios por encima del promedio miserable. Con la mujer que se quedó tuvo hijos. Los mismos que hoy le reclaman su terquedad por querer salir a la calle en soledad y a sus noventa años. Pero su obstinación es más grande. Sus  ganas de seguir viviendo, de sentirse vivo, de mover su tembloroso cuerpo. Sentirse menos viejo, intentar demostrar que todavía puede hacer cosas de gente más joven, engañar la muerte . Sentí admiración. Prometí que yo sería otro de esos tercos que caminaría arrastrando mis pies hasta caer de rodillas en cualquier andén de mi ciudad.

2 comments:

  1. Si llego a la vejez, prometo que tambien aunque sea arrastrando zapatos caminaré, donde quiera y como quiera, sin que me limiten, ya lo hace la vida...
    Besos

    ReplyDelete